El esquematismo marxista (en este punto aceptado de modo muy general) identifica el capitalismo con el sistema en que la burguesía es clase dominante. Pero no se identifica burguesía con empresariado, de modo que este sería el núcleo duro y vertebrante de la burguesía, no toda ella. Esto es congruente con la complejidad de las relaciones sociales, la formación de redes de intereses, la versatilidad profesional y por tanto económica dentro de la familia (el hijo de un empresario puede ser empleado, funcionario, profesor…), etc. Burguesía es una noción difusa, pero operativa.
La realidad histórica es aún más compleja: hubo aburguesamiento de la aristocracia y aristocratización de la burguesía, además de una aristocracia de origen estrictamente burgués. Y esta falta de pureza condicionó la falta de pureza de la política económica en la llamada sociedad burguesa. Tradicionalmente, la política económica del Estado burgués favoreció a la burguesía propiamente dicha, es decir al empresariado, pero no plegándose directamente a sus demandas inmediatas en todos los casos, porque no era esto lo que convenía a la estabilidad del sistema. Un sistema «burgués» gobernado directamente por los empresarios sería tan suicida como un sistema «proletario» controlado por los sindicatos, por el mismo motivo: en ambos casos, el enfoque en el que están fuertemente entrenados es absolutamente cortoplacista. El empreariado tiene que ser cortoplacista porque se lo impone la dinámica del mercado, pero no toda la burguesía está directamente implicada en el mercado, y por tanto hay sectores que pueden discurrir y operar con mayor perspectiva, aunque no puedan llegar a lo que Marx considera la conciencia de la estructura.
En el capitalismo clásico existieron pues clases protectoras. Las más importantes fueron, por un lado, la aristocracia aburguesada, de la cual un representante muy caracterizado fue Otto von Bismarck, por otro la burguesía intelectual y académica, cuyo representante máss caracterizado es John Maynard Keynes. La incidencia de estas clases determinó un proceso mucho más impredictible de lo que resulta de la simplificación marxiana, porque esas clases protectoras evitaron las contradicciones más inmediatas del sistema capitalista, pero en ciertos casos generaron tendencias como el nacionalismo y el imperialismo, por tanto los conflictos interimperialistas que reventaron en 1914.
El instrumento de actuación de estas clases protectoras fue siempre el Estado. En la globalización apareció un gran capital operando sin el control del Estado y desapareció esa función protectora, constituyéndose así un sistema económico «capitalista» fuera de control. El neoliberalismo es ese fuera de control en el que es posible liquidar la diferencia entre iniciativa y delincuencia, y como siempre hay alguien dispuesto a usar esa posibilidad, está ya liquidada. Pero su triunfo al final del siglo XX obedece a una combinación de circunstancias cuya complejidad trasciende al ámbito económico. En rigor es la complejidad intrínseca de ese ámbito, su complicación con toda clase de fenómenos sociales, que los economistas dificilmente pueden percibir y menos teorizar.
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*El autor de Transparencia o barbarie, Basilio Lourenço, quiere establecer a través de los pequeños artículos que iremos publicando en este blog un diálogo inicial con los lectores y lectoras del ensayo, así como con las personas con una cierta preocupación por el mundo que habitamos. Si lo deseáis, podéis contactar con él y participar de este diálogo, a través de esta misma web y de nuestras redes sociales, principalmente facebook y twitter. El debate está abierto, puedes seguirlo aquí.