El sello gallego Mar Maior publica una edición restaurada de la novela del célebre autor gallego Eduardo Blanco Amor. «Una apoteosis festiva, dionisiaca, carnavalesca», en palabras de Manuel Rivas.
Los Cines Renoir Princesa de Madrid acogieron el pasado 30 de abril y los Cines Girona de Barcelona acogerán mañana martes día 5 de mayo la presentación conjunta de la novela A esmorga, de Eduardo Blanco Amor, y de la película homónima, dirigida por Ignacio Vilar y protagonizada por Karra Elejalde, Antonio Durán Morris y Miguel de Lira. Este relato trágico protagonizado por tres hombres en un viaje de «apoteosis festiva, dionisiaca, carnavalesca, en que los personajes se desprenden de ropa y prejuicios» está ya en las librerías de toda España y llegará el próximo viernes día 8 a las salas de cine comercial. A la presentación en Madrid acudió el escritor Manuel Rivas, autor del epílogo y defensor apasionado de la novela y de su autor.
La noche de «esmorga» en la ciudad ficticia de Auria, trasposición literaria de Ourense, trascurre en 24 horas de narración veloz e inexorable, repletas de tensión. Lluvia, alcohol y sangre corren a raudales por las páginas de la novela y por una película, que -en palabras de Karra Elejalde- «no es fiel en nada de la novela, para conseguir fiel en todo». Libro y película muestran con brutalidad y sutileza relaciones humanas complejas y transgresoras. «Es una obra de literatura queer», sentenció Manuel Rivas en la presentación. Y el director de la película, Ignacio Vilar, recordó que había leído la novela en la adolescencia, «clandestinamente», porque estaba prohibida por aquel entonces, y entendió que «aunque pensábamos que éramos raros, leyéndola nos dimos cuenta de que éramos lo más normal del mundo».
Rivas define al autor como «un transgresor narrativo, un insurgente poético, un exiliado exterior e interior, un elegante vagabundo, un buen salvaje» y añade: «Eduardo Blanco Amor no tenía vocación de escritor “maldito” pero el establishment literario lo trató como tal. Era “periférico”, era “republicano”, era “homosexual”. Todo en él tenía un aire emigrante. Se nutrió de la patria de la infancia, quizás porque su patria real era un país invisible, errante, una diáspora de aquí y de allá.» Pilar Sampil, gerente de la editorial Mar Maior, editora de A esmorga en español, defendió la enorme «fidelidad» de Ignacio Vilar a la novela y recordó que en esta edición se han restaurado los fragmentos de la primera edición de la obra, que se publicó en Argentina en 1960, mutilados por la censura franquista.
«En España, los policías del pensamiento, a mediados del siglo xx, decidieron que este libro que tenemos en las manos, tan ligero de peso, era un peligro«, recuerda Manuel Rivas, y es que «el cuerpo del delito había llegado como polizón desde Argentina a Galicia, hacia finales de 1955, en la maleta de Isaac Díaz Pardo, el refundador de Sargadelos. Él llevó ese bulto insurgente, ese maravilloso contrabando, a la editorial Galaxia. Todos sabían, Eduaro Blanco Amor el primero, que se trataba de algo especial. Una planta diferente, excitante, para la “casta” literatura contemporánea, gallega y española. La mejor novela gallega, en idioma gallego, nunca antes escrita, había germinado en el exilio. No trataba del exilio, pero tenía el estigma.»
Han dicho de ella
Traducida por el propio Eduardo Blanco Amor bajo el título La parranda, A esmorga es una de las grandes novelas la literatura gallega del siglo XX y ha sido considerada por la crítica «el Ulises gallego» (Carlos Reviriego) y «la mejor novela de la historia de la literatura gallega (Ángel Basanta). «Nada le falta para que pueda ser considerada como una pequeña obra maestra” (Manuel Rodríguez Lapa). “Un libro que habría enamorado a Buñuel y a Foucault y que deja tocada la sensibilidad de quien lo lee” (Suso de Toro).