La transparencia política, la transparencia económica y su institucionalización
Basilio Lourenço, Transparencia o barbarie
La falta de transparencia en economía se refiere a la macroeconomía (incuyendo los parámetros estadísticos respecto a las variables microeconómicas), pues la microeconomía es transparente por inmediata. Y la macroeconomía es siempre cuestión de política económica, por tanto la identidad esencial de la posible transparencia política y la económica es también inmediata. Pero esto es así solo si no se trivializa demasiado la expresión transparencia, como se hace al proponer una Ley de transparencia que se limita a algunas medidas contra la corrupción, por otro lado muy insuficientes.
Transparencia significa control ciudadano, pero no simplemente para impedir la corrupción, sino para hacer un seguimiento evaluativo de la gestión e intervenir en caso necesario. Quizás sea más identificativa la expresión auditoría. Pero ésta tiene una carga, por un lado, de acción puntual en el tiempo, no de seguimiento; por otro, de actuación de especialistas. En la articulación de la transparencia política y económica que planteamos, la intervención de especialistas independientes es positiva y con frecuencia necesaria. Pero no es definitoria ni constituye el factor desencadenante, sino precisamente una consecuencia de la condición definitoria: que la información relevante está a la vista de todos.
La reivindicación de la transparencia, como de la democracia real, o participativa, o directa, tiene una historia ya muy larga, y en la que predominan los fracasos o las abiertas adulteraciones, hasta llegar a la pura inversión del proyecto inicial. Pero estos fracasos no serían irreversibles si no funcionase lo que denominamos ideologismo, es decir, la pertinacia de la ideología, que se niega a aprender de la experiencia y, dentro de ella, de los fracasos; pues en política, como en la ciencia y como en la vida en general, es de los fracasos de lo que más se aprende cuando se quiere verdaderamente aprender. La idea de la transparencia solo va en serio si apunta a un proceso experimental-aproximativo, consciente desde el principio de que solo se puede institucionalizar cuando el funcionamiento está comprobado y cuando están también consolidadas transformaciones de la cultura política que la hagan operativa. Esta dimensión de inevitable empirismo es lo que pretendemos expresar diciendo que la transparencia no es un programa, sino un metaprograma.
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*El autor de Transparencia o barbarie, Basilio Lourenço, quiere establecer a través de los pequeños artículos que iremos publicando en este blog un diálogo inicial con los lectores y lectoras del ensayo, así como con las personas con una cierta preocupación por el mundo que habitamos. Si lo deseáis, podéis contactar con él y participar de este diálogo, a través de esta misma web y de nuestras redes sociales, principalmente facebook y twitter.
**La imagen que ilustra estas líneas es de El Roto y fue publicada por El País en este reportaje sobre la Ley de Transparencia española.