En principio, este slogan, que fue uno de los más difundidos en el breve fenómeno de los indignados, sobradamente motivado pero también ambiguo y confuso (Rosalia Mera, cofundadora y copropietaria con su ex-marido Amancio Ortega del imperio globalizado Zara, se autoincluyó entre los indignados) parece una pura ingenuidad. Está poco claro qué significa en este caso real, e incluso qué significa ya.
Aunque no está muy claro qué significaría una democracia real a implantar ya, si está claro en qué consiste que se desarrolle una democracia más real, o sea, simplemente más participativa, en la que haya por tanto vías de intervención ciudadana que no se limiten a la votación en períodos fijos. Las vías para implementar una mayor participación son muy variadas, ninguna es de eficacia evidente, y no es pertinente repasarlas aquí. Pero es fundamental no olvidar que los cambios institucionales de alcance solo son operativos si van acompañados de cambios en la cultura política: tiene que haber nuevas vias de intervención y tiene que desenvolverse el hábito de usarlas y los conocimientos pertinentes para ese uso.
Notas complementarias
1». Cuando hace ya muchos años el primer gobierno socialdemócrata de la República Federal Alemana formula el slogan Wir wollen mehr Democratie wagen (queremos atrevernos a <experimentar> más democracia), la respuesta de la derecha fue: en una democracia parlamentaria no queda nada por democratizar. Esta sería también hoy la respuesta del sistema político tradicional, y no solo de la derecha oficial, aunque la táctica del momento de otros les impida decirlo. En qué quedó aquella «más democracia» es también motivo de reflexión. Algunos dirán que se concluye que el proyecto carece de viabilidad, y otros que más bien se trata de quién formula el proyecto, qué voluntad real tiene, y también qué grado de autonomía y de firmeza política.
2». Una de las formas pretendidamente radicales de entender la democracia real es como democracia directa. En 1917, en Rusia, esto se tradujo en el consejismo, es decir en la constitución de soviets (consejos, asambleas), y esto inicio un proceso de sustitución por supuesta representatividad democrática mucho más falsaria que la del sistema parlamentario. El pueblo fué sustituido por los obreros y campesinos, que eran efectivamente la abrumadora mayoría de él; estos, practicamente solo por los obreros, pues el número de sus soviets era mucho mayor; los obreros por su vanguardia organizada, esta por el sector más disciplinado <militarizado> de ella, el Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) Ruso; este por el Comité Central y, ya desaparecido Lenin, por el máximo lider. La historia de la URSS y del mundo podría haber sido muy diferente si se hubiese aplicado el criterio de Rosa Luxemburg: el sistema asambleario debe solo complementar a la asamblea elegida por sufragio universal, de ningún modo sustituirla. Pero Rosa Luxemburg fue asesinada por paramilitares (Freikorps) con la complicidad del gobierno provisional socialdemócrata, y con ello se eliminó una traba intelectual (y posiblemente algo más) al proceso de concentración de poder en Rusia, que en todo caso era un traba importante a la conversión del bolchevismo en vanguardia mundial, de modo persistente pese a la doctrina del socialismo en un solo país que Stalin acabó imponiendo, y por tanto, de acuerdo con esquemas universalmente admitidos, en la «verdadera» izquierda.
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*El autor de Transparencia o barbarie, Basilio Lourenço, quiere establecer a través de los pequeños artículos que iremos publicando en este blog un diálogo inicial con los lectores y lectoras del ensayo, así como con las personas con una cierta preocupación por el mundo que habitamos. Si lo deseáis, podéis contactar con él y participar de este diálogo, a través de esta misma web y de nuestras redes sociales, principalmente facebook y twitter. El debate está abierto, puedes seguirlo aquí.