Cunqueiro, el gallego más universal, está más de moda que nunca

CunqueirosTal día como mañana sábado, 28 de febrero, moría Álvaro Cunqueiro, uno de los mejores escritores gallegos, españoles y universales del siglo XX. Recuperado recientemente en castellano por el sello Mar Maior, Cunqueiro posee una obra amplia y plural que rompe el concepto tradicional de los géneros y construye un universo literario personalísimo en el que trató elementos populares y recreó mitos y personajes históricos y literarios.

Su maestría lingüística, su libérrimo uso de las convenciones literarias, el poder que su literatura le asigna a la imaginación, la integración de distintas tradiciones culturales y estilísticas en universo tan personal que sigue siendo moderno en pleno s. XXI hicieron célebre a este autor mágico-realista que se acaba de reeditar en castellano con cuatro obras fundamentales: El año del cometa, Flores del año mil y pico de ave, Vida y fugas de Fanto Fantini della Gherardesca y Tertulia de boticas prodigiosas. Todas ellas publicadas por el sello Mar Maior, acompañadas por epílogos de autores contemporáneos: Xosé Antonio López Silva, Víctor Freixanes, Carlos Reigosa y César Cunqueiro. Su obra completa en gallego está publicada por la Editorial Galaxia, que prepara ahora un libro sobre Cunqueiro y los vinos y una selección de artículos literarios.

Cunqueiros El autor de prodigiosa imaginación que renovó la literatura gallega y castellana sigue vigente hoy en día y el mejor homenaje que se le puede hacer a un autor es leer su obra. Álvaro Cunqueiro es el escritor de la imaginación, de los sueños. “Soñar es necesario, y perder el tesoro de los sueños es perder el mayor de los tesoros del mundo”, decía. Tan solo desde el poder de lo onírico y del humor, el humor profundo y penetrante, podemos enfrentarnos a la vida y al mundo. Y ganarle la batalla.

Álvaro Cunqueiro (Mondoñedo 2011, Vigo, 1981), se encuentra entre uno de los mejores autores gallegos y universales del s. XX. Desde muy joven se dedica a la literatura y el periodismo y su obra abarca diferentes géneros y temas. En 1922 cursa Bachillerato en Lugo y en 1927 Filosofía y Letras en la Universidad de Santiago de Compostela, pero dejará sus estudios para dedicarse al periodismo. Coincide en Compostela con los autores vanguardistas del momento que influyen en sus poemarios. En 1939 se establece en Madrid y trabaja como redactor de ABC hasta que en 1944 se le retira el carné de periodista. Regresa a Galicia en 1946 donde colaborará con los principales periódicos gallegos, el diario compostelano La Noche, El Progreso, La Voz de Galicia, La Región… En el Faro de Vigo comienza a colaborar en los años cincuenta, siendo redactor de plantilla en 1961, subdirector de 1964 a 1965 y director entre 1965 y 1970. En 1961 además, ingresa en la Real Academia Galega.

“Amo las palabras”, decía Álvaro Cunqueiro. “Cuando pronuncio la palabra bolboreta (mariposa), ameneiro (aliso), paspallás (codorniz), albariza (lugar de varias colmenas), me siento dueño de las mariposas, de los árboles del río, de los pájaros y las abejas. Porque las palabras explican el mundo y ser dueño de las palabras es ser, de alguna manera, dueño del mundo”. En este caso se refería a palabras de la lengua gallega, lengua en la que escuchaba aquellas primeras historias de la infancia y adolescencia en su Mondoñedo natal. Pero la reflexión (o evocación) sirve para cualquier idioma. En este sentido justo es decir que Álvaro Cunqueiro, al igual que Valle Inclán, no sólo escribió en gallego sino que, desde el gallego, desde su música profunda, reinventó el castellano, que en su voz (en su escritura) suena de una manera distinta, original y, en cierto modo, irrepetible, en cualquier caso inimitable. Algunos de sus libros fueron traducidos por lectores amigos, pero al final Cunqueiro acabó abordando personalmente esta tarea. El año del cometa, Flores del año mil y pico de ave, Vida y fugas de Fanto Fantini della Gherardesca y Tertulia de boticas prodigiosas son obras escritas originalmente en castellano.

Álvaro Cunqueiro abandonaba este fundo físico el 28 de febrero de 1981, tras una larga enfermedad, para dirigirse quizá a ese otro mundo que creó durante toda su vida y en el que podemos sumergirnos en cada una de sus obras. Si de mi algún día, después de muerto, se quisiese hacer un elogio y yo estuviese dando hierba en nuestra tierra, dijo en una ocasión, podría decir en mi lápida: “Aquí yace alguien que con su obra hizo que Galicia durase mil primaveras más”.