A esmorga de Eduardo Blanco Amor llega a las librerías de toda España en las vísperas del Día del Libro, de la mano de la joven editora Mar Maior, nacida del pasado otoño en el entorno del célebre sello gallego Editorial Galaxia, cuyo fondo editorial atesora 2.000 volúmenes entre los que están las obras más representativas de la literatura gallega. Una de estas obras fundamentales es, sin duda, A Esmorga, relato trágico y suburbano protagonizado por tres hombres que emprenden una destructiva peripecia por los arrabales de la ciudad ficticia de Auria, trasposición literaria de Ourense.
A esmorga (traducida por el propio Eduardo Blanco Amor bajo el título La parranda) es una de las novelas más populares y leídas de la literatura gallega del siglo XX. En esta edición se han restaurado los fragmentos de la primera edición de la obra, que se publicó en Argentina en 1960, mutilados por la censura franquista en 1973, y se ha incorporado un Epílogo Manuel Rivas, que dialoga con la novela desde el momento presente.
El libro se presenta en sociedad el próximo 30 de abril en los cines Renoir Princesa de Madrid, de la mano de la película homónima, co-producida por Vía Láctea, Editorial Galaxia y la Televisión de Galicia y protagonizada por Karra Ejalde, Miguel de Lira y Antonio Durán Morris, este último recientemente reconocido como el mejor actor gallego actual, acaparando todos los galardones a la mejor interpretación masculina (protagonista y reparto) de la reciente edición de los Premios Mestre Mateo de la Academia Galega do Audiovisual. La película sumó un total de seis Premios Mestre Mateo y también optó al Goya al mejor guión adaptado.
La novela destaca como innovadora en el panorama de la narrativa gallega, incorpora tácnicas narrativas influenciadas por el cine, combinadas con un ritmo veloz en la sucesión de los hechos. La historia de estos tres protagonistas, el Castizo, el Bocas y el Milhombres, es de una intensidad difícil de olvidar; veinticuatro horas de «parranda» donde lluvia, alcohol y sangre confluyen en los acontecimientos que se desarollarán ante una sociedad reprimida, donde la decadencia se deja arrastrar por sí misma y acaba, inevitablemente, en la tragedia que es.
Eduardo Blanco Amor consigue tejer una telaraña narrativa en la que el lector queda prendido. La voz de Cibrán, el Castizo, un obrero alcolizado que declara ante el juez, es uno de sus grandes hallazgos. Traducida el castellano por el propio autor, la novela trasciende de la pura anécdota para acabar constituyendo una compleja obra de arte narrativa, una revulsiva crítica de la sociedad y una defensa de la heterodoxia personal y artística.